domingo, 8 de marzo de 2015

HERMOSA ORACIÓN PARA LA MUJER




Gracias, Dios Padre Bueno, por el amor que nos tienes;
porque nos has creado a tu imagen y semejanza
en la condición de varón y mujer;
para que, reconociéndonos diferentes,
busquemos complementarnos:
el varón como apoyo de la mujer
y la mujer como apoyo del varón.

Gracias, Padre bueno, por la mujer
y su misión en la comunidad humana.

Te pedimos por la mujer que es hija:
que sea acogida y amada por sus padres,
tratada con ternura y delicadeza.

Te pedimos por la mujer que es hermana:
que sea respetada y defendida por sus hermanos.

Te pedimos por la mujer que es esposa:
que sea reconocida, valorada y ayudada por su esposo,
compañero fiel en la vida conyugal;
que ella se respete y se dé a respetar,
para vivir ambos la comunión de corazones y anhelos
que se prolongan en la fecundidad de una nueva vida humana,
participando así en la máxima obra de la creación:el ser humano.

Te pedimos por la mujer que es madre:
que reconozca en la maternidad el florecimiento de su feminidad.

Creada para la relación,
sea sensible, tierna y abnegada 
en la educación de cada hijo;
con la dulzura y la fortaleza,
la serenidad y la valentía,
la fe y la esperanza
que van forjando la persona, 
el ciudadano, el hijo de Dios.

Te pedimos por las mujeres buenas y generosas
que han entregado su vida para realizar la nuestra.

Te pedimos por las mujeres que se sienten solas,
por las que no encuentran sentido a su vida;
por las marginadas y usadas como objeto de placer y de consumo;
por las que han sido maltratadas y asesinadas.


Te pedimos, Padre Bueno, 
por todos nosotros, varones o mujeres;
que nos sepamos comprender, valorar 
y ayudar mutuamente,
para que en la relación, amable y positiva,
colaboremos juntos al servicio 

de la familia y de la vida.

.

Autor:
Rodrigo Aguilar Martínez,

miércoles, 4 de marzo de 2015

te amo hermana


Hermana: como las ramas de un árbol, crecemos en distintas direcciones pero nuestra raíz continúa siendo una sola. Así, la vida de cada una será siempre una parte esencial de la de la otra. No hay sustituto para el consuelo que provee esta relación que tomamos como un derecho propio. Hacemos amigos y ganamos enemigos, pero nuestras hermanas vienen con el territorio. 

Ella es el espejo que refleja un mundo de posibilidades para mi. Es mu cómplice, mu compañera en la medianoche, alguien que sabe cuándo sonríes, aun en la oscuridad. Es tu mentora, tu abogado defensor y hasta tu psicóloga. Otras veces… es la razón por la que quisieras ser hija única. 

Amar a una hermana es una devoción incondicional, narcisista y complicada, parecida al amor de madre. Las hermanas están inevitablemente conectadas, moldeadas por sus padres y comparten el mismo tesoro de recuerdos y experiencias. Somos hermanas, siempre lo seremos. Puede que jamás desaparezcan nuestras diferencias, pero tampoco desaparecerán nuestros recuerdos, vivencias y disfrute a las cosas que solo nosotras podemos entender. 

El desafío de estar a la altura de sus fantasías fue tan grande, que creo que fue la gran responsable de que yo me superara en muchas cosas. Tener una hermana mayor nos permite seguir siendo un poco niñas siempre. 

Aunque parezca que estamos hechas de moldes diferentes, tenemos algo en común que jamás destruirán ni el tiempo ni la distancia. Para todos envejecemos, menos para las hermanas. Ellas saben cómo fuimos siempre. Compartimos los códigos, recordamos las peleas familiares y los secretos, el dolor y las alegrías. Vivimos fuera del tiempo. 

Cuando estás cerca, me río más y eso es muy necesario porque soy demasiado seria. Tienes el don de encontrarle la gracia a todo. Contigo puedo mostrarme tal cual soy. Me toma de la mano y me lleva por caminos que no me hubiera atrevido a explorar sola. De dos hermanas, hay siempre una que observa y otra que danza. He necesitado de vos y viniste de inmediato. 

Te he pedido consejo siempre y casi nunca te he hecho caso. Sin embargo, me sigues queriendo. Pero yo te quiero aún más. Una hermana es la que te da su paraguas en la tormenta y después te acompaña a ver el arco iris. 

No te imaginas cuánto dependo de ti, hermana. Cuando tú no estás, el color se apaga en mi vida. Lo único que jamás se pierde es una hermana. La palabra “hermana” es tan elástica que va más allá de la biología, tan flexible que describe tanto a almas gemelas como a gente que ni se conoce; y tan precisa que nos define a mí y a mi hermana como una sola. 

Tejimos una red en nuestra infancia. Una red de aire luminoso, que solo nosotras podemos disfrutar de una forma gracias a nuestro gusto. Mis felicidades son gracias a ti.
“¡Eso es lo mejor: reírnos de las mismas cosas!”